Jaime no duda al decir que Baximiliana, su perrita, le salvó la vida. Hace cinco años, una amiga se la prestó para que lo acompañara en sus jornadas de venta en la calle y, desde ese momento, empezó a recibir el apoyo de mucha gente. Él decidió dejar la delincuencia y las drogas porque, si terminaba en la cárcel, ¿quién iba a cuidar de Baxi?