Es barrioaltino desde la cuna. Aún recuerda con nostalgia los años que pasó con sus padres y hermanos en la Huerta Perdida, escuchando a los artistas criollos que habitaban su barrio. Hoy, a sus 65 años, está desvinculado de sus familiares debido a rencillas y rencores antiguos. “Yo mismo soy, hermano”, suele decir con orgullo.