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Al inicio de su estancia, Víctor prefirió mantener un perfil bajo y evitó el contacto con la prensa; sin embargo, en los últimos meses, se ha convertido en una de las figuras protagónicas de Casa de Todos. Incluso, fue invitado al terreno donde hoy se construye la Casa de Todos permanente, en la urbanización Palomino, para dar un palazo de tierra simbólico.
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Luego de años de convivir con las adicciones, con la delincuencia y con el peso de sus propias culpas, este ex presidiario llegó a Casa de Todos en busca de redención. Víctor sabe que el camino será duro y que aún tiene muchas pruebas por delante: “Yo soy una basura, hermano. ¿Tú crees que yo me merezco esto? Yo he hecho daño, viejo”.
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Durante buena parte de su vida, se dedicó a robar. De hecho, cuando era adolescente, solía arranchar billeteras en la Plaza de Acho, el mismo lugar que lo albergó durante la pandemia de COVID-19. Esta es una forma de vida que ha dejado en el pasado. El libro que lo ayudó a cambiar fue Tus zonas erróneas, de Wayne Dyer.
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El alcoholismo y las drogas dejaron secuelas graves en su salud. Víctor es hipertenso y sufrió varios episodios de este mal durante su estancia en Casa de Todos. Los enfermeros siempre fueron muy cuidadosos al tratarlo, pues es una persona que tiende a deprimirse.
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Sobre su piel, conserva las marcas de su paso por varios centros penitenciarios del país. Se ha tatuado los nombres de algunas exnovias y, también, un rosario alrededor del cuello. Es devoto del Señor de los Milagros y, cuando vivía en la calle, solía empezar sus días saludando a esta figura en la Iglesia de las Nazarenas, en el Centro de Lima.
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Al inicio de su estancia, Víctor prefirió mantener un perfil bajo y evitó el contacto con la prensa; sin embargo, en los últimos meses, se ha convertido en una de las figuras protagónicas de Casa de Todos. Incluso, fue invitado al terreno donde hoy se construye la Casa de Todos permanente, en la urbanización Palomino, para dar un palazo de tierra simbólico.
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Luego de años de convivir con las adicciones, con la delincuencia y con el peso de sus propias culpas, este ex presidiario llegó a Casa de Todos en busca de redención. Víctor sabe que el camino será duro y que aún tiene muchas pruebas por delante: “Yo soy una basura, hermano. ¿Tú crees que yo me merezco esto? Yo he hecho daño, viejo”.
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