Durante la exposición, el caballo fue un lienzo en blanco sobre el cual se expresaron diversas reivindicaciones colectivas y derechos postergados: feministas, activistas por los derechos LGTBIQ, familiares de desaparecidos durante el conflicto armado interno, entre otrxs, que hicieron de la escultura una palestra para sus anhelos por un país más justo.